martes, 18 de mayo de 2010

Qué insignificantes maneras de decir la verdad, tan fácil como recitar un poema que no es propio, tan corto como el día o las noches cuando hace mucho sueño.

No sueño mucho, contigo ni con nadie. Mis sueños son aterradores y oscuros, por eso les temo. Tampoco pude soñar algo hermoso mientras estuvimos juntos, y las pocas veces que te ví asomado por ahí fue cuando en primer plano estaban los ojos de otras bocas, o mirabas a alguien más. Habrá sido una de las tantas señales que no quise ver?? Al ver las fotos en esa carpeta, tan distraídamente llamada "Angie hermosa", soñé que tal vez se trataría de mí, pero la infame conciencia me recordaba que nunca me llamaste así, y hoy después de haberlas visto, te doy gracias por no haberlo hecho. Cada foto tenía nombre, como las que tenías de mi en otra carpeta. Pero traté de sobreponerme, ya no importa lo que pueda pensar, verdad?? Y entre tantas sonrisas quise entender algo del enredo, y te maldije, te juro que te maldije. Las lágrimas que cayeron ya no tenían causa ni motivo, había cesado la admiración, el respeto a pesar de las circunstancias. Y no necesito explicaciones, no las quiero. No porque piense que es algo imperdonable, sino porque ya no quiero más verdades. Prefiero saber que después de todo solo fue un miedo más, una mentirilla "piadoza" de esas que sabes decir, esos problemas que tanto decías que eran míos, siendo tuyos también. Y tú que me preguntabas a cerca de la confianza que te tenía; porque la tuve, confiaba hasta darme contra el suelo, hasta que me dí contra el suelo. Pero te doy las gracias, quiero estar segura de que no hay dolor, de que no necesito vivir esto, porque ya es parte del pasado, porque así me pregunte qué hubiera hecho, ya lo hecho, hecho está.

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