viernes, 30 de abril de 2010

Esperaba que el amigo no desapareciera en el centro del puente que comunica a Deseo con Confianza, pero se perdió. Esperaba que siguiera ahí de pie mirándome, que no se alejara del sitio que siempre le ha correspondido como pionero en amistades de hace mucho tiempo. Parece que el que me miraba tranquilamente era el del otro lado del puente, parece que no importaba otra cosa que las hermosas conquistas de poemas, buena música y buen sexo.

Yo esperaba más de tí, mucho más. Y no en el sentido al que le temes, sino en el verdadero. Esperaba que supieras lo mucho que te aprecio, lo mucho que te valoro, lo poco que espero de esto raro que tenemos ahora, pero lo mucho que necesito de una voz de aliento y de apoyo, de la simple conversación de la que hacemos uso.

Pero sabes qué?? mejor entrégame las mangas y así el deseo ya no tendrá que pedirme disculpas cada vez que hablamos, sino que el viejo amigo me hablará, que es quien debería hacerlo, si es que vuelve, o queda algo de él en el camino.

Ya me había dicho Álvaro que no hay que esperar tanto de la gente, porque asimismo te sientes descepcionado.

Hombre al fin y al cabo, debí saberlo.

miércoles, 21 de abril de 2010

Me hace más falta el amigo de lo que me hace falta el amante. Pero me haces falta, amigo-amante.

martes, 20 de abril de 2010

Definitivamente hay gente loca en esta vida...

Cómo pude estar perdidamente enamorada de alguien como él?? Ahora lo recuerdo y lo veo tan lejano, pero tan cercano al mismo tiempo. A veces pienso que nunca lo olvidé, que se quedará guardado para siempre, con su mirada verde. Y sin embargo está loco, literalmente loco por ella, mucho más de lo que estuve yo por él. Disvaría en sus argumentos, se ha perdido tanto en su mierda que se ha vuelto parte de ella, ya no encuentra un espacio limpio donde descansar.
Me da lástima, de verdad, me da lástima.

Dentro de mi locura por él creía que tenía remedio, que era de esos que cuando amaba, amaba hasta con lo que no tenía. No es cierto. Él ama enfermo, no ama, se obsesiona, se victimiza, se da contra las paredes, se suicida. Ella no sabe cómo alejarlo. Y lo recuerdo porque todos sabemos que en realidad me marcó, que puso mi vida en un limbo difícil de entender, y ese amor quedó guardado, aprendido, superado, pero guardado sin olvido. Me aterroriza pensar que ella ahora está ahí en el medio, recibiendo todo su odio y su rencor, me paraliza que pueda hacerle daño, porque si a mí me hundió lo suficiente sin hacer nada, no quiero imaginarme cómo debe ser si lo intenta.

No quiero lamentar algo que no debe pasar, no quiero que marque más mi vida de lo que ya cicatrizó. No quiero que le haga daño con su basura.

viernes, 16 de abril de 2010

Llenar los rengolnes de este sitio solo dedicados al amor y el desamor, veamos qué pasa si hablo de otra cosa

Me gusta el hielo, pero nunca he disfrutado demasiado el agua fría, porque me congela el cerebro y empiezo a pensar más lento. En cambio morder el agua es como emocionante, uno no sabe con qué pedacito chiquito se va quedar en la boca después de que el pedazo grande se parta, y para cuando uno se lo traga está casi a temperatura ambiente.
Tampoco me gusta bailar con una mala pareja, aunque prefiero hacerlo en vez de quedarme sentada viendo bailar a los demás en la pista; y debo confesar que estoy perdiendo mi estilo, he bailado tan poco en estos últimos años que ya como que se me está olvidando el tumbao, y yo que creía que eso era como montar en bicicleta.
La cerveza, como otras bebidas gaseosas, me la tomo siempre sin espuma, porque creo que voy a quedar como un globo con tanto aire que tienen, no me gusta la sensación. En vez de eso prefiero tomarme cualquier otro colorante que tenga un sabor ácido, para que disimule lo mentiroso del sabor a fruta que dice tener, y tomármelo sin saborearlo mucho, para simular que no me doy cuenta del engaño. O simplemente agua, como siempre, al clima.
Otra cosa que nunca me ha gustado, ni siquiera en Aquitania, es dormir con medias, porque me gusta sentir el liso frío de la sábana que me ayuda a regular la temperatura, además de darme la ubicación exacta de mi cuerpo en el colchón; la cabeza la meto bien por debajo, pero con un huequito para que me entre aire y no sentirme ahogada, porque de todas maneras así logre quedarme dormida respirando aire frío, al otro día amanezco con la nariz hinchada y reseca por dentro.
Así a todos les parezca el juego más aburrido de los juegos aburridos que viene con windows, Buscaminas es para mí un deleite cuando necesito relajarme. Es un juego que combina perfectamente el azar, el destino y la premeditación. No deja ningún aspecto sin cubrir, me atrapa entre los tres y cuando tengo tiempo puedo quedarme algunas horas luchando por ganar al menos un juego.
También me encanta el plan café, pero soy celosa cuando se trata de personas extrañas. Estoy casi segura de que aún no ha llegado el día en que acepte, ni mucho menos proponga ir a tomar un café, o chocolate, o lo que sea que vendan en los café-bar, con alguien a quien mínimamente no estimo. Por eso me gusta hacerlo, porque es un plan tan selecto que siempre será para disfrutar. Lo hago con mi familia, con mis amigos, y con mis estimados. Por supuesto lo que más aprecio son las conversaciones que al calor de un café se dan más interesantes, no se qué efecto tienen, pero los cafés nos dan la privacidad y la libertad de decir tantas cosas que en otra situación no diríamos o pensaríamos.
Amo apasionadamente dormir desnuda, caminar por toda la casa con las cortinas cerradas cuando no hay nadie, prepararme el almuerzo o la comida y comer viendo televisión, metida entre las cobijas. Es como una manera de liberarme de las tensiones, me hace sentir más honesta y más protegida, por eso cuando tengo ganas de llorar me quito la ropa, me meto en la cama y me aferro a mi almohada acostada de medio lado, en posición fetal, que es otra de las maneras en que me siento más tranquila, como si mi otro yo me estuviera abrazando en cucharita.
Nunca he ido a ver una película sola, pero voy a intentarlo, debe ser bueno.

miércoles, 14 de abril de 2010

Hoy me acordé de tí, me llegó vívida tu sonrisa, se me revolvió todo. Solo un instante se encargó de moverme las entrañas primariamente cuando escuché aquella canción. Había estado huyendo de algunas cosas a las que por naturaleza soy sensible cuando de recordar se trata, pero esta vez fue simplemente inevitable; él ya venía subiéndole el volumen desde que yo llegaba, y había notado mi cara de fastidio cuando sonaba tu música; tal vez por eso arqueó sus labios y se le iluminaron los dientes cuando apuntó justo a la que más odio y a la que más amo al mismo tiempo. Entonces dije: esta combinación es una bomba, tenía que ser él... y cantando ese puto vallenato!! Esa frase desató mi avalancha. Ni siquiera alcancé a subir las escaleras con mi pierna chueca, cuando descubrí que las gafas estaban empañadas y ya no caminaba coja. Fue un acto de dignidad llegar al baño lo más rápido que pude con la conmoción. Entonces me recosté a una de las paredes y salieron unas cuantas lágrimas con rabia revueltas. Apenas si logré darme cuenta de lo que estaba pasando; no sé qué sentí, solo se que al menos algo me desahogué en ese minuto, algo al fin logró marcar la clave correcta para exteriorizarse, aunque fuera parcialmente. Ahora quedé un poco atormentada en el resto de la tarde, porque mi tímido pero furioso llanto no fluyó más de lo que se demoraron ellas en darse cuenta, porque así no lo creas, eres de los pocos que me ha visto llorar, tanto, y de los pocos que no creo que me vuelva a ver. Trataré de pensar en lo que pasó, en lo raro que fue, trataré de llorar un poquito más, y con rabia, para terminar poco a poco de perdonarte los errores tuyos y los míos, de perdonarte las circunstancias, de perdonarte los aciertos y las faltas, también de perdonarme por lo que te quise y por lo que no te quise, terminar poco a poco de decirte adiós.

domingo, 11 de abril de 2010

Me gusta que me regales tu sonrisa en esos días, que podamos compartir. Tú me das un poquito de felicidad, de esa que tanto temía perder en medio de mi duelo, de esa que se te mete entre las piernas y llena la intimidad, el espacio con besos entre dos personas.

Te regalo mis palabras aunque sean tontas, aunque no las entiendas, aunque no te gusten, y aunque no las leas. Por eso nunca escribo poemas.

Se confunde mi espacio vital con el tuyo
mis miradas te buscan
mi cuerpo te sigue
y no es necesario tenerte
porque yo te tengo sin que estés aquí del todo
te imagino y te doy mi beso en el aire

Espero ansiosa y serena a que llegue el día, la noche
me guardo las palabras y las muestro solo cuando es necesario
porque tampoco estoy completa
hasta ahora estoy tratando de encontrar mi otra parte de mí
pero es hermoso compartir la incompletitud
ahí poquito a poco voy sanando contigo a mi lado

Es increíble cómo esperaba verte
al fin siento que no te necesito, ni a tí ni a nadie
pero me alegra, aprecio que estés
como siempre
Comienzo a re-conocer mi mundo

y creo que me gusta

sábado, 3 de abril de 2010

Ya. Debo dejar de ser tan asustadora. Siempre tengo que decir las cosas en el momento en el que las pienso, o cuando menos escribirlas. Ya me tengo que empezar a callar la boca cuando sea necesario (que es casi siempre). Ya debo dejar de alarmar las caras de los demás con las verdades momentáneas, con esas que pretenden solo ser dichas sin que en el minuto siguiente sean ciertas. Ya debo dejar de hablar tanto.

viernes, 2 de abril de 2010

Noche de "Cómo conocí a tu madre", con el estreno que nunca se hizo del sofá
Dormir con el cubrelecho, como siempre, pero sin cobijas debajo
Despertar con ese calorcito



Desayunaré tostadas francesas por primera vez en mi vida. Creo que sabrán delicioso..

jueves, 1 de abril de 2010

Estaré sola en mi casa por un tiempo: dos días, para ser exactos.

A partir de mañana tendré algo de soledad (no tiempo) para pensar, o para no pensar, para sentir, o para no sentir...