martes, 14 de noviembre de 2006

Y me quedé llorando aquí sentada, mirando la lluvia como suena de bonito, dejando que me moje sin más preámbulo que algún suspiro por ahí, de esos que se escurren por entre la dureza del ser; llovió tan fuerte que me mojé hasta los calzones, las medias estaban emparamadas y las rodillas me temblaban, no podía dejar de mirar la nube gris que estaba por todas partes, y seguí sentada. Aún sigo esperando, aún sigo sintiendo que me falta algo para continuar, que las manos no se mueven lo suficiente, y la neurona de la cabeza se demora mucho en dar la vuelta; los dientes, los dientes ahora tiemblan cada vez que paso al frente, y la boca se me convierte en un tubo roto que bota aire sin cesar, los ojos solo pueden mirar hacia abajo, y mi nariz ya no respira lo suficiente. Tampoco escribo ahora más de dos pequeños tontos por semana, o mas bien por toda esta temporada, porque ya la imaginación no está por estos lados y la conciencia me recuerda que nunca nadie ha podido ayudarme, además de ser yo misma la torpe que sueña con imposibles. Sirvo?, no lo se, esta es la primera vez que me lo pregunto, y me angustia, aún más que la misma respuesta...