martes, 28 de junio de 2011

No encuentro un canal para llegar a ti...
Ya no se si quiero encontrarlo...
Si pudiera volver el tiempo atrás, seguramente repetiría los mismos errores. Ciertamente me habría ido a los 16. Luego de unos años de soledades finalmente terminaría enredándome con un amor tan bonito. Al final de algunos viajes y llamadas diría adiós y me hubiera aventurado exactamente por los mismos pasajes de la vida, que es bien rara, pero siempre se presta a los ires y venires del destino, que secretamente va de mano con nuestras elecciones. Hoy se que ya las palabras no pueden cambiarse, felizmente el pasado nos define en el presente. Y hablaré de esto que no me atrevo a decirle en algún tiempo a futuro, y espero disfrutarlo hasta el último instante como todas las historias que aún recuerdo. Tan extraño ha sido todo que siento las manos atadas, como corcho en remolino. El agua dejará de correr y a fuerza de la gravedad tendré que poner los pies en la tierra, o algún día tendré que decidirme a dejar de creerme corcho y no naufragar más en el intento de estar tranquila sin herir a nadie.

sábado, 18 de junio de 2011

Un no amoroso.

Tal vez aún no he aprendido a decirlo. Incluso creo que ni siquiera se decir solamente no, sin importar lo demás. Pero tu sí que sabes decir no sin necesidad de mencionarlo. Solo con fantasear tus realidades es suficiente. Y parece que llevas bastante tiempo haciéndolo. Por que hoy fue sorprendente la instantaneidad con que cambiaba la música en tu presencia y en tu ausencia.

Veremos qué pasa con el tiempo. Cuando uno no sabe decir no, es él el que se encarga de hacerlo.

miércoles, 15 de junio de 2011

Cajitas de cristal. Las tuyas y las mías.

Necesito una para protegerme de esos pensamientos que me atormentan imaginándome el sufrimiento de la mujer que es amada. Una para el atún y otra para la pasta, porque al parecer deberían ir en cajitas diferentes. Una para la rabia y la tristeza, porque esas al parecer son la misma cosa, según Osho. Otra solo para la rabia de cuando pones palabras que no son mías (aunque jures que se trata de terquedad) en mi boca, o en mi mente, o en mi conciencia, la verdad no estoy segura. Otra solo para proteger la palabra "cuidado", que es bien diferente de "pasito" -yo, que según tú soy tan técnica debí saberlo hace mucho rato-

Necesitas una para tu altar. Otra para tu mochila. Una para mis días femeninos. Otra para mis días pre-femeninos y otra para los post-femeninos. Una para Bach, Mozart y Beethoven. Otra para el asiento del copiloto de mi carro, o para el radio, o para tí, o para mí cuando estás ahí.

Son muchas cajitas, no crees??
O se abren o se cierran;
pero no pueden ser solo las mías.

martes, 7 de junio de 2011

Después de haber conocido a alguien ya no puedes mirarlo con los mismos ojos de antes, ahora es todo lo que viste y no solo lo que dicen

lunes, 6 de junio de 2011

Ay! Cómo quiero ser querida a mis espaldas. Y cómo quiero ser querida a mis frentes, a mis bocas, a mis ojos.
Cómo la duda se va apoderando de mi ante mis pies como si no pudiera dominarme, pero lo hace. Por los pies me ha ido tomando poco a poco. después de haber sido yo la que la estaba pisando con tranquilidad y seguridad sorprendida.
Nunca había estado tanto entre dos personas. Nunca había estado tanto entre el presente y el futuro, entre lo concreto y lo supuesto. Nunca había estado tanto entre tu y él. Y se que ninguno se quedará para ayudarme a averiguar qué pasará después. Probablemente mi corazón se vaya a kilómetros de aquí a vivir en una isla de la que me costará salir si viajo sola. En esa isla que deposité tantos sueños del pasado que algún día se concretarán en realidad. Pero mientras tanto mi cuerpo debe quedarse aquí para vivir las tres dimensiones, con mi flaco que no es mío y me atrapa silenciosamente con sus bracitos y su ternura.
Tengo una carta qué responder y quisiera que estuviera aquí para lanzarme a sus brazos y liberarme de la duda, para arrancarle los besos y sentarme a su lado en la lancha o en un avión. No se si él sienta lo mismo, pero secretamente lo sueño, como si presintiera que tal vez venga para quedarse, o para llevarme. Por segunda vez metida en un amor a distancia. Por segunda vez con alguien inesperado.