domingo, 28 de marzo de 2010

Quisiera encontrarme leyendo aquellos escritos que fueron tan dolorosa y felizmente consolidados en este blog, y por algún accidente de la vida rehacer la conexión en el cerebro que me obligaba a teclear sin miedo con los ojos puestos sobre la pantalla, como una quinceañera con su diario, que se desahoga de la manera más cursi posible usando el vocabulario que más le suene, sin importar lo que los otros puedan llegar a imaginar, porque sabe que nadie logrará sacar la llave del medio de su acostumbrador o de la cintura de sus calzones blancos de algodón que usa para ir al colegio, o si es un poco más ingenua de lo normal, también estará segura de que nadie logrará meter la mano a su bolsillo de la jardinera para tomar su llave prestada, o arrancarla de la cadenita que está atada a su cuello con suma delicadeza y luego, como un acto de grandeza y morbo compulsivo, característico de los niños de su misma edad, romper con la virginidad de este libro que solo ha hecho el amor con una sola persona, leerlo y divertirse con todas sus palabras guardadas tan celosamente por su amante.

La niña no sabe que pronto vendrán los otros años y más niños irrumpirán en su libro, que poco a poco sus palabras la irán haciendo a ella como es, como siente, y entonces pasará que comenzará a escribir en su propia alma como si fuera su diario; cada niño que pase y logre tomar prestada la llave, abrirá su alma y podrá leer las verdades que ahora no son tan puras y perfectas por la marca de los errores pasados. Entrará, echará un vistazo y tal vez se reirá de ella, o no le guste lo que ve, luego simplemente dará media vuelta hacia la puerta y saldrá por donde entró, dejando las huellas de sus pasos en el piso, formando ahora parte de su colección de escritos. Pero también puede sentirse acogido, como en casa, a veces puede gustarle lo que encuentra, los errores le pueden parecer vulgares, ingenuos o profundos, y se quedará allí por un rato admirando cada palabra...

Este blog no es mi alma, pero conserva cierto parecido, solo que cualquiera puede verlo sin necesidad de llave, cualquiera puede leerlo. Y creo que ese es el miedo infinito que tengo de escribir de nuevo a mi modo, contarles la verdad, visitantes, porque de pronto va colado por ahí el que tenía mi llave. De pronto se le perdió en el puente de un río y alguien más la recogerá más abajo, en la ladera. Mirando este sitio podrá visitar mi alma sin abrir la cerradura. Y por ahora no quiero que me abran, por ahora no quiero que nadie más me conozca en el fondo. Me basta con los que me conocían desde antes. Prefiero esperar un tiempo a saber bien cuál es mi verdadera verdad, para escupirla sin recelo en la pantalla. Sin que el dueño de la llave sepa que este blog existe, sin que pueda inmiscuírse en mis rincones obviando los tres pasos de la llave, que a decir verdad son casi igual de fáciles de llevar a cabo que si no existieran: introducirla en la cerradura, girar y empujar.

viernes, 26 de marzo de 2010

Debería poder estar tranquila por estos días. Se que aún no he sanado bien las heridas, pero estoy tratando de llevarlas con calma. Sin embargo a veces me ataca una soledad inclemente que me hace buscar desesperadamente una salida, me causa pánico, como si estuviera encerrada en un ascensor a punto de caerse. En esos momentos atino a caer en las manos suaves de mi mundo, de mi diseño. Él muchas veces me atormenta retándome a no dejarme vencer, a estar bien, porque es la única manera en que puedo intimar con él sin que se me convierta en una masa amorfa. Además de él, inevitablemente se me despiertan esas ganas hormonales de demostrarme que también soy hermosa, y que aunque no me lo crea, puedo llegar a despertar los más bajos instintos que le despertaba a él. Puedo hacer que me ame otro. Y entonces me monto en la empresa de cargar mis hormonas en el pelo y en la boca, y me aviento al mundo, nerviosa, insegura, como si eso fuera lo que en principio le gustó de mí... pero así no quiera sigo tambaleando y agarrándome de las paredes para no caer directo al piso, para no rasparme las rodillas. Hay algunas paredes que son duras y frías, como la primera en la que me recosté, pero que igual me ayudó a distraerme y a apoyarme en ese primer momento de desolación por sentirme desamparada, sin amar y sin ser amada. La segunda en cambio fue más cálida, casi arrulladora; en ella me quedaré hasta que aparezca la siguiente, y así poco a poco me iré alejando del hueco en el que estoy, de la caída inminente a la que no me quiero enfrentar sola sin muletas, aunque se que tendré que hacerlo, pero tal vez quisiera tener más fuerza en mis piernas para cuando suceda, para seguir caminando, o al menos permanecer en pie, para no paralizar mi vida mientras tanto, así sea mentira.
Lo que pido es un poco de compañía, un poco de paciencia, una islita donde descansar antes de seguir mi camino, mientras el tiempo desvanece los recuerdos y recupero mi amor propio.

jueves, 25 de marzo de 2010

Ya tengo ganas de tí y tu dosis de esta semana...

Pensaste que podría ser complicado, pero... porqué lo piensas tanto?? estos tiempos no son los de buscar hasta encontrar, no son los de poner el alma entera para marcar otro pedazo de vida con el nombre de alguna persona.

Son mas bien los de disfrutar con un amigo alguna función de teatro, o bailar, o comer un postre de rojo y verde con la misma cuchara, de revelarnos secretos, de contarnos la historia que nos perdimos desde la última feria del libro a la que fuímos juntos. Así el día en que queramos marcar nuestras vidas una vez más con alguna persona, la nuestra no será solamente una historia más para ponerle punto final, sino que seguirá como las que sí duran de verdad, como las de los amigos, que sobreviven a todas las marcas..

Ya te dije que te quería, cierto?? Pues te lo repito. No quisiera perder a mi amigo, por ninguna de las razones posibles. Aún quiero seguirte llamando para encontrarnos y tomar un café, o que me llames para oírte contar historias en una plazoleta llena de gente, sin que signifique que hay compromisos extras, solo nos haremos compañía, como lo que hemos sido siempre, desde que teníamos 10 años, te acuerdas?? Quisiera seguir teniendo esas conversaciones en las que hemos pasado de largo toda la noche, divagando entre locuras y corduras, hablando de algunas de nuestras experiencias bizarras.

Mientras tanto solo concéntrate en disfrutar de los momentos, y buscar los que correspondan para sentir que tiembla tu cuerpo entero de la emoción al contacto, que se te pone la piel de gallina... concéntrate en esos besos caprichosos... en agarrarme bien de la cintura... y yo... bueno... yo me concentraré... en aferrarme a tu espalda o a tu pecho para que sientas mis abrazos... en quitarte las gafas... y en seguir tus besos que son los mejores...

Así... la sensualidad a flor de piel... y la confianza en la punta de la lengua..

lunes, 22 de marzo de 2010

Estoy tratando de hacer un trabajo que tengo hace más de una semana, y era para entregar el martes, pero estoy tan desconcentrada que avanzo a pasos de tortuga...
Me distraigo pensando en aquella noche, porque todavía la tengo fresca en la memoria de los sentidos, la mente y el cuerpo. Quizá no haya trasfondo, pero para los neófitos en este tema es impresionante encontrar tan inesperadamente semejante conexión, sobre todo cuando es con alguien con quien no creí nunca que la hubiera, no de ese tipo. Me hace pensar que podría ser una combinación atractiva, con honestidad y sensualidad en el mismo momento. Siempre sería lo más deseado... lo más soñado al final del día...

Tendré que dormir esta noche imaginando lo que pasaría si se repite el encuentro
Me quedé esperando la llamada que no hará... y está bien, porque tal vez yo tampoco quiera llamar...

jueves, 18 de marzo de 2010

Quiero empezar de nuevo a caminar; ya puedo unirme al curso de la vida, después de este largo letargo...

miércoles, 17 de marzo de 2010







Este fin de semana rompí el último mug que me regalaste.

Lo estaba usando para tomar agua, como siempre, porque así se volvió normal que con él te recordara en ese momento de debilidad en el que llegaste a mi puerta con un ramo de flores y la cara trastornada. Es el último gesto verdadero que recuerdo de lo que fue nuestro amor.

Pasó cuando leyendo un libro y sin fijarme, dirigí mi mano hacia la mesa y lo solté, pero lo dejé tan al borde, que más de la mitad de la superficie quedó suspendida en el aire por un instante, y luego cayó vertiginosamente hasta el piso para partirse en dos pedazos. La oreja quedó intacta. Entonces me quedé mirándolo fijamente por un momento; noté que quedaron pocas esquirlas, y las diminutas gotas de agua que dejé al fondo del vaso estaban en el piso, justo debajo del borde. El escándalo no fue tan grande, ya me había tomado el agua y estaba vacío, las goticas fueron tal vez 5 o 6, no lo suficiente para hacer un desastre, para salir corriendo a buscar un trapo.

Finalmente decidí dejarlo ahí tal y como estaba, mientras terminaba de leer. Entonces resultó que cuando cerré el libro tampoco quise recoger los trozos. El vaso siguió ahí hasta la hora de dormir: como las 3 de la mañana. Con un pequeño ritual tomé el recogeror y la escoba, y lentamente comencé a arrastrar las esquirlas. Luego tomé los dos pedazos grandes y traté de hacerlos encajar de nuevo, se veía igual que antes, como un vaso bonito. Pero con sensatez tuve que aceptar que ya no era el mismo vaso, se había roto porque lo dejé caer, me descuidé, estaba tan acostumbrada a él que tal vez se me olvidó depositarlo con cuidado. Se rompió. Ya no puedo arreglarlo. El vaso estaba vacío, ya no había nada que tomar, las gotas del suelo no fueron muchas, pero era un vaso bonito, me gustaba verlo lleno, con sus cuadritos en tonos de café y negro con fondo blanco. Siempre tuve miedo a que se rompiera estando lleno de agua, pero ya ves, se rompió de la mejor manera, vacío, ya sin nada que ofrecer.

Se quedó en el mesón de la cocina hasta el otro día, en la noche; en esas llegó mi mamá y me preguntó porqué no lo había botado, le respondí que no encontraba una bolsita donde empacarlo para que la bolsa de basura no se fuera a cortar. Ya sin manera de retenerlo en casa, lo boté a la caneca, sin bolsita.

Adiós vaso bonito, eras mi favorito, pero me puedes cortar, y ya estás roto.


lunes, 8 de marzo de 2010

El sábado encontré un sitio genial donde podríamos ir a tomar algo, de esos que nos gustan a nosotros, con música y un tono amarillento por las velas y las fotos viejas que llenaban las paredes. Nos imaginé sentados en una de las mesas, con una vela de por medio, pero mirándonos a través de ella, como si no existiera. Nos imaginé hablando de cosas sin sentido, de locuras que nos gusta hacer y compartir, analizando lo que pasó en tal día tan chistoso o tan divertido, analizando también lo que podría pasar si x o y. Nos imaginé tomados de la mano y con las piernas entrecruzadas por debajo de la mesa, con esa confianza que nació de pronto con el tiempo. Nos imaginé con ese pasado impecable que nos regala el día a día, con ese cariño que se siente solo en los abrazos, como cuando bailamos pegaditos. Nos imaginé por un segundo, mientras encendía el carro. Me imaginé ansiosa de contártelo la próxima vez que nos viéramos.

Pero en el instante siguiente recordé que ya no hay colores en ese arco iris al que estábamos tan acostumbrados, ya no hay presente, solo pasado. Te preguntarás porqué escribo tan triste, como ese día me dijiste, y con mayor razón aún si ya no te quiero. Te cuento que pienso en todos esos buenos momentos y me da nostalgia, me dan como ganas de dar un chasquido y regresar el tiempo a cuando todo estaba bien.

Tanto nos dimos que se nos acabó pronto. Y se, ya por experiencia propia, que definitivamente no puedo huir de tí, no puedo huír de los últimos tres años de mi vida, no puedo simplemente alzarme la bata y seguir, como tú lo harías. Necesito tiempo para asimilar que no te tengo, que no estás como antes, que los dos hemos cambiado, necesito tiempo para redescubrir el propio sabor de mi boca y el propio calor de mi piel. Pero se que no puedo borrarte por completo para no verte, porque lo que haré será extrañarte más. Bórrame si quieres, pero entonces acostúmbrate a extrañarme, porque no se si tu o yo podamos olvidar aquel "I LOVE YOU NOW MORE THAN THE SECOND BEFORE, AND I WILL LOVE MORE THE NEXT, AND FOREVER I WILL."

lunes, 1 de marzo de 2010

Ya no hay nada qué hacer cuando todo está perdido... te perdí... me perdiste... nos perdimos... bien lo decía mi primo que no creía en las segundas oportunidades... tal vez tenga razón... tal vez es mejor aceptar la verdad antes de que se nos presente en la puerta, cruda y sin frenos... aunque me queda la certeza de que no quedó nada por hacer, ya se agotaron las opciones, sólo el final lluvioso con aquella señal...