jueves, 29 de julio de 2010

Escribí cosas "bonitas" que publicaré en algún momento.

Ya no puedo recordar claramente cuales fueron los motivos de algunas de ellas, pero están ahí en los archivos guardados y las páginas perdidas de los cuadernos.

Estoy sola con mi soledad que está sola conmigo.

A veces me pregunto porqué tendrá uno ese afán tan apremiante de llenar sus soledades con las soledades de otros. Porqué no podremos estar tranquilos con nosotros mismos por un tiempo. Tratamos de sobreponernos y enfrentar el lado frío de la cama con dignidad, sonriendo, o llorando. Algunos días lo sigo sintiendo frío, sin buscar con qué calentarlo. Otros pongo el cojín cuadrado azul viejo pero limpio de Mickey y lo abrazo con la pierna brazo cuello cara orejas pelo completamente hasta quedarme dormida. Pero no siempre es por tristeza, no. La mitad de las veces es porque quiero conservar ese lado vacío pero tibio. Dormir tranquila.
Undostresyá!!

Tachorremachonojuegomás!!!


Nuevos días de diseño

:)

lunes, 26 de julio de 2010

domingo, 25 de julio de 2010

Regoniticos los mensajes

Debería darte un beso y salir corriendo

Ahora solo quiero dormir y despertarme mañana muy temprano para tener los ojos abiertos al menos hasta las 4 de la tarde

Contarte lo que me pasó cuando llegues

Que recé mucho y canté terceras y quintas en el monasterio
Algunas muy desafinadas

A dormir pues

miércoles, 21 de julio de 2010

Tic-tac, tic-tac.
Suena el reloj.

Nunca tuve tanto tiempo para pensar -piensa-.
Del otro lado de la carrilera está la salida.

Uno, dos, tres pasos.
Y sale.

domingo, 18 de julio de 2010

Qué bonito escribes amiga, qué bonito escribes...

Debatir siempre entre las hormonas y parte de la adolescencia que nos queda de recuerdo.
Pero tú siempre estás ahí con tu manera bonita de ver el mundo.

Incapaz de perdonar, sin embargo.

Así te quiero.

Verte me hace bien, pero verte bien, ah, eso sí que me alivia.

miércoles, 14 de julio de 2010

Amor, habrá más de uno verdadero en la vida??
Bueno, lo que hacemos por alguien en la calle
Calor cuando te abrazo
Dinero: verde
Estafa, estufa
Feo, pero te quiero
Gato negro
Hijo único
Ignacio de Loyola
Jirafa, te va a comer el león
Kalvin Clain, o sea
Libro, de los gorditos como las novelas
Mío, mi niño
Nunca sabré qué pasó
Ñoña, como yo
Ojos negros
Pequeño saltamontes
Qué?? no se
Río largo, largo, ...largo
Sapo, no se meta
Tú y yo
Una bella mujer
Veo algo
W...olfgang
X...XXX
Yo se que vendrás
Zapatos rojos

1 día de sol
2 manos
3 pies
4 llantas
5 pisos
6 cientos pesos
7 días
8 horas
9 años

domingo, 11 de julio de 2010

Esta fue la canción que pensé cuando quisiste aclarar aquel momento, aquella vez...
Nunca te la canté ni la publiqué, pero aquí está

Pasa, entra

Aquí hace menos frío que en la calle
hay leña para un fuego
no mucha, pero bueno
un poco de calor no viene mal

Aquí hay una canción que nos descansa
un hueco para el alma
sentirse como en casa
un alto en el camino, nada más

Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
y no se descubre nada nada de las cosas que ha escuchado y desespera

pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero se abraza a lo que tiene y se levanta con la fuerza que le queda

pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción que la que sabe y la cantó y si no la sabe tararea

Aquí hace menos frío que en la calle
dos labios para un beso
oídos para un sueño
la brisa que precisa tu dolor

Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
y no se descubre nada nada de las cosas que ha escuchado y desespera

pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero se abraza a lo que tiene y se levanta con la fuerza que le queda

pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción que la que sabe y la cantó y si no la sabe tararea

pasa, entra
no importa lo que fue porque será lo que será
y alguna forma encontrarás para pasar por esa puerta

pasa, entra
después de algún traspies algún color dibujará
lo que hace falta para estar de nuevo en pie y no perder fuerzas

pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción que la que sabe y la cantó y si no la sabe tararea
tararea

P. Guerra

Y me gustó mucho alguna que publicaste por esos tiempos..

Juntos a la par

Le he pedido tanto a Dios
que al final oyó mi voz
por la noche a más tardar
yendo juntos a la par

Cartas de amor en el hall
se secan con el sol
lejos de la gran ciudad
ella es mi felicidad
nada como ir juntos a la par

Nada como ir juntos a la par
y caminos desandar
el honor no lo perdí
es el héroe que hay en mi
nada como ir juntos a la par

Se su nombre, se su edad
y sus gustos en la intimidad
cuando un corazón se entrega
el mañana nunca llega
qué más puedo hacer

Nada como ir juntos a la par
y caminos desandar
el honor no lo perdí
es el héroe que hay en mi
nada como ir juntos a la par

el honor no lo perdí
es el héroe que hay en mi
nada como ir juntos a la par

Pappo

La sentí mía, aunque tal vez no lo fuera, y no importa, porque de todas maneras así fue para mi.

sábado, 10 de julio de 2010

Bonito:

Un ramo de rosas, no más de 12, rojas, blancas ...amarillas!!
Girasoles, preferiblemente grandes
Una puesta de sol
El mar en calma
Caminar por la playa
Verme al espejo cuando estoy peinada
Sonreir
Tomar a quienes quiero de la mano
Reir
Un árbol muy viejo y muy grande, con pasto bajito y hojas caídas
Un buen libro
Cerrar los ojos
Mirar para arriba
Mirar hacia abajo
La lluvia
La luna
Algunas estrellas
Algunas nubes, en especial las grandes
Mirar Bogotá de noche desde arriba
Un café bohemio y tranquilo
Una cerveza
Un gato
Caminar
Caminar de noche
Sonreir mientras camino de noche
El medio de un puente

jueves, 8 de julio de 2010

martes, 6 de julio de 2010

Ella dice que eso no es cierto, que solo quisiera ser un poco más tosca o un poco más fina, solo por el hecho de tender siempre a estar en alguno de los dos extremos; dice que no se puede estar en el medio, porque es falso, porque uno siempre está extremadamente bien o extremadamente mal, que solo hay dos caminos diferentes, que lo demás es solo un mientras tanto y pañitos de agua tibia para creer que se es justo.

Yo de todas maneras le dije que se calmara, que ya con el llanto y su pena no sacaría ninguna ventaja, que respirara un poco y tomara todo con calma. No quiso, sucumbió ante las ganas de ser protagonista de su propia historia y perder el control, resolvió quemar su ropa y los zapatos botarlos en la basura, partió en dos y cuatro pedazos los enormes acetatos que le recordaban la historia, se haló el pelo hasta que arrancó algunos de los lados por encima de las orejas, gritó, gritó muchísimo y golpeaba el sofá, yo mientras tanto rogaba porque no le diera por irse contra las paredes, porque así ya no podría permitirle más su pataleta y tendría que llevarla al hospital para que la sedaran, aunque tengo plena conciencia que solo sería posponer el momento, porque no renunciaría hasta quedar satisfecha. Siempre fue así, siempre lo quiso con desprecio y con locura, así que no creo que cambiara de parecer. Esa escena duró casi tres horas, yo solo la veía ir de un lado para el otro de la casa recogiendo, rompiendo y maldiciendo, sobre todo maldiciendo, hasta que por fin su cuerpo fue cediendo poco a poco, paulatinamente bajó el ritmo de sus movimientos, hasta que como a las cuatro pasadas la gravedad -no ella- decidió tirarla al suelo.

La recogí, la tomé en brazos y sin decir nada la llevé a su habitación, sequé sus lágrimas luego de acostarla en la cama y arroparla, parecía ya una enferma terminal de esas que veo todos los días en el hospital durante la jornada de la tarde. No cerraba los ojos, no dormía, solo estaba allá en otro mundo, y no podía darme el lujo de ir con ella porque si no su cuerpo tal vez se quedaría allí para siempre, sin voluntad. Pasó tal vez más de una hora y media, porque cuando desperté ya estaba amaneciendo, y ella seguía con los ojos abiertos, casi ni parpadeaba. Me metí a la cama y la abracé hasta dormirme otra vez. Esa mañana soñé de nuevo con besarla, soñé con estar en la ladera del pueblo acostados mirando los pájaros y luchando contra mi alergia a las flores de la primavera. La amé tanto que en el sueño sentía la corriente, sentía la mirada y el roce de la hierva en el brazo, me veía cada vello erizado, como cuando la conocí. Para ese momento ya había perdido la noción del tiempo, supuse que era el mismo día, porque no debí haber dormido tanto y porque me parecía imposible que pudiéramos estar tanto tiempo acostados en un mismo lugar sin que volviera en sí; las veces anteriores sería una o dos horas mas o menos, pero nunca más de tres. Y abrí los ojos aferrado a su cintura, como si fuera un tronco de los que traen prosperidad si uno logra abarcarlos completamente. Así que ella estaba ahí, ya con sus ojos vencidos por el cansancio; dormitaba, vagaba como en sus peores días...

Cuando llegó la tarde con el sol puesto del lado de la ventana decidí bajar a cocinar algo para mitigar el cansacio, suyo por haber enfurecido tanto, y mío por haberla visto y por haberla soñado. Me resultó muy extraño abrir el refrigerador y encontrar algunas cebollas en buen estado, unos pequeños trozos de carve y yogurt, aparte del arroz y la sal marina, que era lo único que conservaba en la cocina. Recuperé lo que servía y me armé de dos porciones pequeñas de casi-almuerzo. Aún dormía cuando llegué a la habitación: me acerqué, puse la maldita bandeja de la pata partida sobre la cama -temiendo que el ruido la despertara- y toqué su frente, para confirmar que estuviera viva y no tuviera fiebre. Todo el tiempo me guardé para mí ese pánico que a veces me poseía de que muriera dormida, sin poder mirarla a los ojos cuando se fuera, sin que lo supiera, y que después regresara del más allá a halarme las patas por haberle mentido tanto, además de no haberle avisado, como prometí, que era la hora de su partida. Era la única promesa a la que no quería faltarle, para que supiera que después de eso estaría muerta. Y como siempre la desperté con un beso en la frente; cuando abrió los ojos aún estaba en el letargo, poco a poco sus pupilas dilatadas empezaron a cerrarse, su cuello dejó de estar escuálido y su cabeza se enderezó, hasta que volvió de vuelta a la habitación, a mi cara, con su mirada de ojos saltones color miel. Le dí la sopa de cebolla y algunos pedazos de carve; no movía más que la boca para masticar, del cuello para abajo conservó la misma posición todo el tiempo, y yo entre tanto aprobeché para reponerme y comer también un poco.

Me incliné para pararme, pero me detuvo su mano delgada y fuerte, no se de dónde habría agarrado tanta energía en tan poco tiempo y pudo sentarme de nuevo; la miré. Solo entonces lo supe: ya estaba descubierto, ya ella lo sabía todo, su mirada me juzgaba implacable en ese instante. Su mirada de odio, la fuerza que se incrementaba en el apretón de mi brazo, sus venas que ya comenzaban a brotar en la garganta, los labios apretados. Quería decirme pero no hablaba, solo apretaba mi brazo y enfurecía pacientemente. Temí, por un segundo temí a su furia que nunca había dirigido hacia mí, temí como víctima de un asesino despiadado y sádico, me aterroricé.

El segundo siguiente como con un soplo al viento, hice mi salto al vacío, lo único que no me creía capaz de hacer frente a ella: me entregué, me entregué por fin después de tantos años de ocultarle cada cosa, y dejé mi miedo atrás y ahora solo estaba ella con su furia y yo con mi vacío, con mi disposición a su voluntad, sin ninguna intensión de defensa, gustoso de complacer su ira.

Con la otra mano rodeó mi nuca y me arrastró hacia ella, me abrazó hasta casi ahogarme porque lo hizo por el cuello, y lloró una vez más, pero en silencio, sentí caer sus lágrimas sobre mi cara mientras desvanecía por la falta de aire. Mis ojos alcanzaron a cerrarse y me soltó, me devolvió un poco de aliento y volvió a abrazarme más fuerte en el pecho, pude respirar; deslicé mis manos, casi la abrazaba... pasó mucho tiempo... los sapos comenzaron a cantar en el lago. Yo estaba entregado a ella y ella estaba ahí en silencio, sus venas ya no brotaban y respiraba tranquila.

Así estuvimos toda la noche y sentí su perdón, sentí que la amaba más que nunca por su compasión de extremo ante mi insignificante existencia... me besó.

domingo, 4 de julio de 2010

Wow... esta es la canción, la última que te dedico... ¡¡Bonne voyage!!

La vida es más compleja de lo que parece

El velo semitransparente
del desasosiego
un día se vino a instalar
entre el mundo y mis ojos...
Yo estaba empeñado en no ver
lo que ví, pero a veces

la vida es más compleja de
lo que parece...

Pensaste que me iba a quebrar
y subiste tu apuesta,
me hiciste sentir el sabor
de mi propia cocina...
Volví a creer que se tiene
lo que se merece,

la vida es más compleja de
lo que parece...

Todas las versiones
encuentran sitio en mi mesa...
Todas mis canciones
por una sola certeza.

No quiero que lleves de mi
nada que no te marque.
El tiempo dirá si al final
nos valió lo dolido...

Perderme, por lo que yo ví
te rejuvenece,

la vida es más compleja de
lo que parece...

Mejor, o peor, cada cual
seguirá su camino...
Cuánto te quise, quizás,
seguirás sin saberlo...
Lo que dolería por siempre,
ya se desvanece,

la vida es más compleja de
lo que parece...


Jorge Drexler

jueves, 1 de julio de 2010

Es bueno tomar aire, respirar un poco a una altura diferente, iré por tierras algo lejanas a ver qué pasa, dicen que un viaje cambia tu manera de ver la vida, solo espero llegar más tranquila...