sábado, 14 de diciembre de 2013

Es solo cuestión de tiempo para que un hombre desespere al no obtener lo que quiere, exactamente como lo quiere, y siempre.
¿Cómo puede habitar felicidad en alguien que nunca se encuentra satisfecho?

viernes, 29 de noviembre de 2013

3 a.m. y ella despierta de una pesadilla. No recuerda bien qué fue lo que la asustó tanto pero ahora está despierta, debe dejar de pensar para conciliar el sueño.
Comienza a sentir el calor al otro lado de la cama y mira la mesita de noche que está frente a sus ojos; la habitación es tan pequeña que solo tendría que ponerse de pie para abrir la puerta.
Él duerme tranquilamente. A decir verdad, quien siempre se despierta a mitad de la noche es ella, y no deja sus fantasmas en paz; tal vez por eso nunca puede dormir tan bien, porque mastica y rumea los pensamientos uno a uno y se hace una maraña gigante en la cabeza.

Cuidadosamente se incorpora y busca la perilla de la puerta. No puede dejar de pensar que aunque él no esté muy consciente de ello, es el dueño de todos sus defectos y sus miedos; es quien los custodia y los deja salir a tomar el sol por unas horas. También es él quien se los arrebata por un tiempo cuando le arranca la ropa y besa su pecho: su respiración se vuelve más profunda y jadea o chilla como un perro, siente que muere y llega al cielo, cree que en esos momentos, de alguna manera extraña hace parte del cosmos, y ve todo y nada al mismo tiempo.


A veces es difícil llegar a él, porque ella no sabe bien dónde está su alma cada día. Él es paciente y le da pistas para que se encuentre, porque sabe que en realidad es ella quien está perdida de sí misma, de su amor, de su Dios, aunque lo tenga al frente. Pero el amor la encuentra a veces y la llena. Él no está muy seguro de lo que ella siente porque a veces sus miedos son más grandes que el amor que le tiene. Pero su amor la sigue y la encuentra siempre, así ella no se encuentre. Su amor cobra vida y la ama al olerla, al sentir su calor, al oír su respiración.

Pensar en tenerlo todo el tiempo sería doloroso, no podría soportarlo. Así que ella solo navega por el día imaginando felicidades y evadiendo las tristezas, distrayéndose un poco para no darle problemas a la mente, porque cuando la atrapa no puede dejar de temerle al futuro, a que lo ame tanto, a sentirse amada, al dolor de perderlo eventualmente. Porque así será: tarde o temprano ella misma podría cansarse de verlo dormir y sentir su calor en la cama, o él podría encontrar mejores senos y ropa más ligera, o la muerte se lo arrancaría de los brazos en su último aliento –casi nunca pasa que las parejas mueren juntas. En todos los horizontes ella pierde.

Se acabó la manzanilla y busca algo en la nevera para beber que la duerma y le duerma la mente. Tal vez si pudiera dormirla para siempre podría amarlo sin temor al futuro.

Hay leche. No es la mejor opción pero podría funcionar al menos por unas horas hasta que amanezca.

-¿No puedes dormir otra vez?. -Estaba de pie sobre las escaleras-
-No

Bajó con somnolencia.

-Me hacía falta tu calor.
-Yo te veía a mi lado en la cama y ya no pude dormir más. Ya sabes...
-Sí. Vamos a la cama, quiero abrazarte.
-¿Vas a esperar a que me duerma?
-Sí.
-Entonces vamos.

jueves, 17 de octubre de 2013

Estos poemas 
los desencadenaste tú, 
como se desencadena el viento, 
sin saber hacia dónde ni por qué. 

Son dones del azar o del destino, 
que a veces 
la soledad arremolina o barre; 
nada más que palabras que se encuentran, 
que se atraen y se juntan 
irremediablemente, 
y hacen un ruido melodioso o triste, 
lo mismo que 
dos cuerpos que se aman. 

Son dones del azar o del destino, 
que a veces 
la soledad arremolina o barre; 
nada más que palabras que se encuentran, 
que se atraen y se juntan 
irremediablemente, 
y hacen un ruido melodioso o triste, 
lo mismo que 
dos cuerpos que se aman.

Pedro Guerra.

jueves, 3 de octubre de 2013

La ilusión. Ella siempre es de lo más fantástica en mi mente. Sueña con viajes y días sentada a su lado viendo caer el sol. Se imagina tantas cosas del amor en tan solo un segundo, y me eleva muy alto, muy pronto. Siento que alcanzo a tocar el cielo en ese mundo que ella inventa, siento que saludo a Dios y le digo: hola; gracias. Y que me mira y sonríe, porque lo tengo a él a mi lado, a mi destino junto a mí.
Pero es esquiva la ilusión. Casi nunca llega a hacerse realidad, o se vuelve un juego en el que todo empieza bien y termina de un zapatazo al balón, pero fuera de la cancha. Fin, se acabó el juego. Y caigo; a veces siento que más profundo de lo que había empezado. Silvi dice que a veces cuando uno toca fondo sigue excavando para ver qué encuentra. Pero no hace falta, la desilusión me encuentra y finalmente cava conmigo, ella sabe que sí hay más fondo. Bien, vamos a dormir que el día y este pedazo de noche me quitaron todas las fuerzas.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Ella duerme a su lado y él se pregunta si la ama, si ella lo ama.
Ninguno de los dos cree en nada más que en el amor que se tienen. Así que si eso no fuera cierto, si hubiese solo una pizca de duda... no valdría la pena estar allí, no valdría la pena escucharla y pretender que tan solo la oye, abrazarla aunque quisiera tirarla a la cama y estar sobre ella. No valdría la pena nada sin ella.

Da la vuelta en la cama y la abraza. ¿Será un sueño?¿será verdad?

jueves, 22 de agosto de 2013

Amor tranquilo?? Ya no.
Montaña rusa de felicidades y tristezas. Mi cuello ya no resiste tanto la presión que se sale de control... nada me aliviaría más que un poco de paz y buena suerte... solo quiero verte y sentir que todo va a estar bien. Ya no se si pueda hacerlo...

sábado, 27 de julio de 2013

Wow...
Inspiración. Qué bello ver cuando una ilusión comienza. Un proyecto. Una esperanza.
A pesar de las circunstancias. A pesar de todo no se puede borrar el pasado y los buenos momentos vividos. El amor no ve oscuridad sino claridad. Diferentes expresiones de una misma esencia. Apoyo también en los malos momentos. Compromiso para toda la vida. Me comprometo de hoy en adelante. Me comprometo.

lunes, 8 de julio de 2013

Y bien...

Sí, finalmente me animo a escribir. No era como dije: falta de costumbre, sino falta de motivos. Es cierto que ese toque de fatalidad del que tanto hablas anima a hacerlo... 

 Tanto, tanto esperar, tanto añorar, tanto. Tanto. Se comete el mismo error tantas veces...