Llorar por alguien más

Uy!! Creí que ya no pasaría. Solo dos lágrimas. Pero son suficientes.

En realidad quiero llorar por mí, aunque no parezca. Sigo en deuda de sentarme y mirar hacia adentro. Siguen en el tintero las preguntas que me hacen falta para encontrarme otra vez, y las respuestas que necesito para empezar a buscar quién cuadra en el portaretratos de mi mesita de noche, al lado de mi foto.

Pensé que no sobreviviría, de verdad ya me estaba dando al dolor.

Y quise serte fiel, y quise seguir aquí mirándote, pero ahora mis ojos están cansados y parpadean lento; te veo, pero lejos, te siento, pero frío, te huelo, pero poco, te oigo, pero tenue, te saboreo, pero simple. Tenderé a quedarme dormida y tal vez en mi noche profunda sueñe contigo y tus sonrisas. Así como te escuché, tímido y apenado.

Tal vez solo tengo sueño y estoy cansada, me dirás ese día cuando al fin te encuentre, para qué lado debo cruzar la puerta.

Me has dado la señal de salida

Aquí estoy, cruzando la puerta

Estable, inestable. Bien, mal. Feliz, triste. Lleno, vacío. Sonido, silencio. Te quiero, te odio. Me despido, te espero. Me voy, vuelvo.

Mala la hora en que te ví por segunda vez y mi atrofiado instinto decidió prestar atención a tus palabras y a tus silencios. Malo el café y malas las historias, malo el beso de despedida debajo del puente, mala la cerveza y mala la foto. Malo tú y todo tú con tu estrategia de frío y calor, de sensible y de insensible, de ingenuo y malicioso, de tierno y orgulloso.