miércoles, 15 de junio de 2011

Cajitas de cristal. Las tuyas y las mías.

Necesito una para protegerme de esos pensamientos que me atormentan imaginándome el sufrimiento de la mujer que es amada. Una para el atún y otra para la pasta, porque al parecer deberían ir en cajitas diferentes. Una para la rabia y la tristeza, porque esas al parecer son la misma cosa, según Osho. Otra solo para la rabia de cuando pones palabras que no son mías (aunque jures que se trata de terquedad) en mi boca, o en mi mente, o en mi conciencia, la verdad no estoy segura. Otra solo para proteger la palabra "cuidado", que es bien diferente de "pasito" -yo, que según tú soy tan técnica debí saberlo hace mucho rato-

Necesitas una para tu altar. Otra para tu mochila. Una para mis días femeninos. Otra para mis días pre-femeninos y otra para los post-femeninos. Una para Bach, Mozart y Beethoven. Otra para el asiento del copiloto de mi carro, o para el radio, o para tí, o para mí cuando estás ahí.

Son muchas cajitas, no crees??
O se abren o se cierran;
pero no pueden ser solo las mías.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario