viernes, 16 de abril de 2010

Llenar los rengolnes de este sitio solo dedicados al amor y el desamor, veamos qué pasa si hablo de otra cosa

Me gusta el hielo, pero nunca he disfrutado demasiado el agua fría, porque me congela el cerebro y empiezo a pensar más lento. En cambio morder el agua es como emocionante, uno no sabe con qué pedacito chiquito se va quedar en la boca después de que el pedazo grande se parta, y para cuando uno se lo traga está casi a temperatura ambiente.
Tampoco me gusta bailar con una mala pareja, aunque prefiero hacerlo en vez de quedarme sentada viendo bailar a los demás en la pista; y debo confesar que estoy perdiendo mi estilo, he bailado tan poco en estos últimos años que ya como que se me está olvidando el tumbao, y yo que creía que eso era como montar en bicicleta.
La cerveza, como otras bebidas gaseosas, me la tomo siempre sin espuma, porque creo que voy a quedar como un globo con tanto aire que tienen, no me gusta la sensación. En vez de eso prefiero tomarme cualquier otro colorante que tenga un sabor ácido, para que disimule lo mentiroso del sabor a fruta que dice tener, y tomármelo sin saborearlo mucho, para simular que no me doy cuenta del engaño. O simplemente agua, como siempre, al clima.
Otra cosa que nunca me ha gustado, ni siquiera en Aquitania, es dormir con medias, porque me gusta sentir el liso frío de la sábana que me ayuda a regular la temperatura, además de darme la ubicación exacta de mi cuerpo en el colchón; la cabeza la meto bien por debajo, pero con un huequito para que me entre aire y no sentirme ahogada, porque de todas maneras así logre quedarme dormida respirando aire frío, al otro día amanezco con la nariz hinchada y reseca por dentro.
Así a todos les parezca el juego más aburrido de los juegos aburridos que viene con windows, Buscaminas es para mí un deleite cuando necesito relajarme. Es un juego que combina perfectamente el azar, el destino y la premeditación. No deja ningún aspecto sin cubrir, me atrapa entre los tres y cuando tengo tiempo puedo quedarme algunas horas luchando por ganar al menos un juego.
También me encanta el plan café, pero soy celosa cuando se trata de personas extrañas. Estoy casi segura de que aún no ha llegado el día en que acepte, ni mucho menos proponga ir a tomar un café, o chocolate, o lo que sea que vendan en los café-bar, con alguien a quien mínimamente no estimo. Por eso me gusta hacerlo, porque es un plan tan selecto que siempre será para disfrutar. Lo hago con mi familia, con mis amigos, y con mis estimados. Por supuesto lo que más aprecio son las conversaciones que al calor de un café se dan más interesantes, no se qué efecto tienen, pero los cafés nos dan la privacidad y la libertad de decir tantas cosas que en otra situación no diríamos o pensaríamos.
Amo apasionadamente dormir desnuda, caminar por toda la casa con las cortinas cerradas cuando no hay nadie, prepararme el almuerzo o la comida y comer viendo televisión, metida entre las cobijas. Es como una manera de liberarme de las tensiones, me hace sentir más honesta y más protegida, por eso cuando tengo ganas de llorar me quito la ropa, me meto en la cama y me aferro a mi almohada acostada de medio lado, en posición fetal, que es otra de las maneras en que me siento más tranquila, como si mi otro yo me estuviera abrazando en cucharita.
Nunca he ido a ver una película sola, pero voy a intentarlo, debe ser bueno.

2 comentarios:

  1. ¿En Aquitania dormías sin medias?

    Qué valiente.

    Me acordé de lo que haces cuando tienes ganas de llorar o te sientes mal.
    Lo intentaré un día.

    :)

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