sábado, 25 de febrero de 2017


Tristeza profunda...
El mismo motivo de siempre para escribir. Aunque duelan los brazos, las manos, los hombros. No hay nada peor que el dolor del alma. O sí: El vacío en el alma. Cuando ya ves el desastre tan inminente que ha causado en ti, cuando miras atrás y no hay camino bajo tus pies, no encuentras tus huellas, no entiendes cómo llegaste hasta este punto. Duelen los pies, duele el camino.
Amar con dolor es tal vez la cosa más enferma y destructiva para el alma, es como... Herirse eternamente, sentir el peso del remo en las manos, seguir navegando en el mismo punto, dibujando el mismo círculo, desgastándose, teniendo esperanzas dementes de empezar a trazar una línea recta, pero el corcho del amor te mantiene a flote, dando vueltas, sin sentido, desesperado y exhausto al mismo tiempo, casi muerto, casi otro...
Darse por vencido antes de dar la batalla. Puede esto ser amor? Es muy loco pensar que es más fácil disparar que amar, herir que sanar.
Cómo puedo seguir moviendo mis pies? mis brazos? Cómo perdonar a quien no lo está pidiendo? Cómo caminar junto a quien quiere seguir detenido en esta maldita mierda de repetir la historia? Cómo? Cómo le quito su pasado para que olvide ese patrón tan marcado de abandono, gritos y soledad mezclado con dependencia y machismo? Cómo puedo rearmar mi corazón para que no se desbarajuste con sus armas? Cómo le hago entender que el amor es amar y no herir? Que el amor está dispuesto al sacrificio siempre, pero si es recíproco jamás será pisoteada su disposición... Nada tengo ya... Nada guardo... Nada encuentro hoy en mi alma...

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