martes, 31 de octubre de 2006

A veces la mentira nos revela la verdad de las personas, a veces son ellas mismas quienes se delatan con palabras increíbles de amor y apego, a veces solo queda el sabor desabrido de los abrazos al vacío, y las almas ya no entienden que a quien abrazan no es a nosotros, sino a nuestro recuerdo. Ya no queda mucho por hacer en estos casos, ya no queda sino esperar a que el tiempo pase y nos deje atrás los huecos de los errores ajenos, y nos haga sentir reales las culpas y las disculpas para poder perdonar. Solo queda que la voluntad sea más grande que el espacio en blanco que dejaste en mi vida, y que los ojos tristes sin una razón aparente. Solo quedas tú y mis palabras de alivio porque me salvaste, solo quedas tú y tu presencia, porque la mía es solo ausencia.

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