sábado, 4 de diciembre de 2010

Escarbo tu vida pedazo a pedazo y no encuentro la mía. Se perdió en algún punto entre la carta y la torta de chocolate. Mientras eso me la he pasado dando vueltas entre camas y bocas para evitar el recuerdo de la inminente negativa de tu boca a dormir en mi cama, pero sobre todo la negativa a regalarme tus palabras.

Los besos, esos puedo encontrarlos de muchos colores y sabores, en muchas bocas, y también las camas, que siempre abren sus piernas y cobijan con sus sábanas las primeras horas de la noche, aunque admito que no hubo mejores manos que dibujaran mi cuerpo.

Pero tu boca, esa no puedo verla sino en tu cara, esa no puede sino contarme tu vida y tus historias, mostrarme tus canciones y dejarse mirar mientras habla. Así que sigo tratando de ver tu vida en la mía para conservar el recuerdo que tengo de lo que fuiste antes de entrar en mi cama.

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